Daniela Caicedo - Inglaterra

Mi estadía en la Fundación Zúa en Sasaima fue una experiencia inolvidable y reveladora al escuchar las historias que contaron sobre la vida de los niños que asisten a la fundación, lo cual conmovió mi corazón. La fundación me pareció un sitio muy especial que ha marcado una gran diferencia, cambiando la vida de tanta gente. La dedicación, tiempo, pasión y más que todo el amor que cada uno tiene por la fundación me pareció increíble y muy admirable. En Patio Bonito asistí a una clase de música en donde aprenden a tocar guitarra y a cantar. Los estudiantes estaban entusiasmados y con muchos deseos de aprender. Durante mi visita en la finca de Sasaima, tuve la oportunidad de coger cacao, poner tierra dentro de bolsas plásticas para la siembra de café y además ayude a cocinar para todos los del grupo. Fue muy divertido cocinar con algunos universitarios y preuniversitarios especialmente porque puede conocerlos mejor. Algo muy especial que siempre llevare en mí corazón fue el momento durante las oraciones, en el que recordaron a una niña de la fundación que había fallecido. Tomamos unos momentos para reflexionar sobre nuestras vidas y fue muy bello ver en ese momento el verdadero amor que se tienen entre sí, han creado una familia muy especial. Me queda muy difícil expresar la gratitud que siento por haberme podido quedar en Sasaima y compartir con todos. Gracias por haberme recibido con los brazos abiertos, realmente fue una experiencia muy edificante. El trabajo que hace la Fundación Zúa ha cambiado la vida y el camino de muchas personas que han pasado por ahí, fue muy impactante ver la diferencia que hace la educación.