Desde el comienzo, nuestros esfuerzos se enfocaron con prioridad en familias monoparentales con una mamá desempleada, sin formación ni para el trabajo ni para ser madre, con un pasado y un presente de violencia, con varios hijos que pasan la mayor parte de su tiempo en la calle o solos en una pieza y con fuertes carencias de alimento y afecto, todo lo cual hace que fácilmente estos chicos deserten del sistema escolar.
Hoy, 25 años después, podemos celebrar que tal sueño se ha venido haciendo realidad y que lo que pensábamos iba a concentrarse en la población, que nosotros creíamos era la única que necesitaba ayuda, con el correr del tiempo nos ha demostrado que el efecto ha sido igualmente importante para quienes tenemos la oportunidad de ayudar.
Veamos, en primer lugar, algunos de los más importantes hitos que han sido posible gracias a todos ustedes:
a. Entre Patio Bonito -donde Iniciamos en el 2002- y Bosa -en el 2018-, hemos impactado la vida de aproximadamente 1.300 niñas, niños y jóvenes, a quienes hemos recibido en las sedes, dándoles alimentos, aprovechando su tiempo libre y ofreciéndoles oportunidades de formación para la vida, desarrollándoles hábitos de lectura, trabajo en equipo, cambiando su violencia callejera por talleres de aprendizaje, artes y deportes.
b. De estas niñas y niños, 40 han logrado obtener un título universitario, grupo en el que hay ingenieros, psicólogos, profesores etc. que han sido los primeros de sus familias en ingresar a la universidad y que hoy, en el ejercicio de sus profesiones, no solo aportan a sus familias, sino que hacen parte del grupo de profesionales que crean oportunidades para muchos otros. En la actualidad, otros 20 chicos cursan su carrera universitaria; dos de las coordinadoras de las sedes de la Fundación ya obtuvieron su título de maestría.
c. A través del tiempo fue necesario trabajar con las mamás de estos chicos, pues si se les ayuda a cambiar su mentalidad, ellas pueden transformar la forma como guían a sus hijos. 20 de ellas han retomado sus estudios y han culminado su bachillerato, 6 de ellas han estudiado una carrera técnica y aproximadamente 180 han hecho parte de la Escuela de Padres, donde se les capacita en las más urgentes estrategias para guiar a sus hijos.
d. A partir de 2018, el accionar de la Fundación se extendió al departamento del Cauca, dada la urgente necesidad de dar oportunidades a jóvenes de una región golpeada por la violencia y la pobreza. Desde ese año han sido acogidos en la sede rural 18 jóvenes, 12 de los cuales están cursando una carrera universitaria y los otros 6 cursan el preuniversitario, como requisito para su ingreso a la Universidad.
e. La estrategia de “Cada uno da y cada uno recibe” ha sido uno de los estandartes de la Fundación, ya que de esta manera no hay asistencialismo, ni el sentir de “pobrecitos ayudémosles”. Si bien la ayuda externa es necesaria, buena parte de los logros se deben al intenso trabajo y ayuda de las mamás, tutores y familias en su conjunto. Para citar un solo ejemplo; los tutores reciben el pago de la matrícula universitaria, pero deben, en contraprestación aportar 20 horas semanales como tutores de los niños pequeños y las mamás deben aportar 4 horas semanales en las sedes de la Fundación.
Así, para lograr incidir en mayor o menor medida en la vida de estas más de 1.300 personas ha sido clave, por un lado, el interés, el trabajo intenso, la motivación y la colaboración de la misma población de beneficiarios, y por otro, el decidido apoyo de un importante equipo de voluntarios, donantes de recursos económicos y de tiempo, conformado por personas que han tenido más y mejores oportunidades.
Este esquema se ha constituido en una oportunidad gana-gana, pues para quienes aportan tiempo, dinero, saberes, etc., también han recibido momentos que les ha cambiado la vida; algunos experimentan un cambio en su sentir frente a la vida; por ejemplo, cuando visitan a los niños en Patio Bonito o Bosa y conocen las dificultades que enfrentan y a pesar de eso no se están lamentando de su suerte, sino que luchan quizá el doble que nosotros para salir adelante.
En los eventos tales como la presentación artística de fin de año y con un espectacular desempeño de los niños, son muchos los amigos que con emoción expresan cómo estos chicos les dejan profundas lecciones de superación, alegría y esfuerzo; que son ejemplo tanto para sí mismos como para sus hijos y colaboradores. Otros, comienzan a sentir la alegría de ayudar, de compartir, de sentir por el otro y ser misericordiosos, y eso les brinda paz, alegría, les llena de energía, fe y esperanza en que, si todos nos ayudamos, el mundo será mejor.
La Fundación es un espacio de encuentro de estos dos mundos, los cuales se transforman mutuamente, crecen, aprenden y al ponerse en el mismo plano, forman un mundo nuevo, en una misma actitud de ayudar y recibir ayuda. Aquí es donde vemos el aporte real, así sea en dimensión micro, a la construcción del país que todos queremos, donde haya oportunidades para todos.
El balance luego de estos primeros 25 años es extraordinario, en primer lugar, por lo que las personas a quienes hemos apoyado han logrado, en segundo lugar, por los amigos que como donantes, voluntarios, practicantes y demás colaboradores hacen para que la Fundación funcione y porque conjuntamente hemos construido un camino y un saber que está impactando en forma positiva y creciente más y más vidas. Si bien es cierto que la Fundación ha logrado llegar al corazón de muchas personas, es fundamental llegar a muchísimas más, pues es clave el fortalecimiento de este grupo de personas que aportan sus saberes, sus dones y sus recursos económicos y es allí donde debemos enfocar buena parte de nuestras energías y estrategias, para poder hacer un balance con las personas que están listas a ayudarse desde sus limitaciones y carencias para salir adelante.
Por todo esto, 25 años de gracias a quienes han confiado y se han sumado a esta maravillosa obra, mediante la cual intentamos cumplir la voluntad de Dios de ayudarnos los unos a los otros.
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Contamos con su apoyo para que muchos mas jóvenes puedan hace realidad su sueño de estudiar una carrera profesional. Puede hacer su donación a nombre de la Fundación Zuá NIT. 830104271-8 a través de consignación o transferencia en las siguientes cuentas:
BANCOLOMBIA: Cuenta de Ahorros 193 110 588 03
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